CONFESIÓN

Las moscas invaden todo lo que está vivo. Se esconden en el azar de la muerte a la espera de un tajo carne putrefacta. Las hormigas se esconden en los andenes vacíos entre el suelo y tu alma, buscando el momento exacto para ser de carroñeros; llevar tu cuerpo y tu mente y tus entrañas al espacio negro y sin fondo ni precipicio- Me dijo Tommy Boy estático en el centro del cuarto de alquiler mientras encendía un cigarrillo Marlboro Rojo.

Los gusanos tienen el cerebro diminuto o mas bien no tiene cerebro, sabes. Se montan a tierra honda, se comen los microbios que nadie observa, sabes. Los pájaros engullen muchos de aquellos pisa mierda y en su estomago revolotean hasta quemarse con jugos gástricos – Me dijo Tommy Boy estático en el centro del cuarto de alquiler fumando el cigarrillo y la estela de luz colgando.

Sabes que nuestro cuerpo es una bolsa si no de sangre, de cáncer andante cayendo en núcleos vivos de porquería, sabes. Enfermedades mortíferas que ahondan nuestros cuerpos; el agua que bebemos es la orina de un vagabundo noches atrás. El mar esta completamente lleno con esperma de ballena y fluidos de otros animales. Los delfines se follan todo lo que quieran por diversión y nosotros no podemos conseguir al menos un culo hermoso de alguna puta en las calles de esta ciudad – Me dijo Tommy Boy con el cigarrillo en la mano derecha viendo hacía fuera de la ventana.

No puede ser… ¿Qué mierda nos pasó, Miller? ¿Desde cuando estamos en situaciones tan oscuras como para no querer hablar entre ambos…? Ja… se suponía que iba a ser algo fácil, algo sencillo, algo como todos los otros trabajos. No lo entiendo. Ahora la luna parece una guadaña gigantesca o la visión ojo inflamado de sangre de un demonio listo para asesinarnos a todos – Me dijo Tommy Boy mientras parecía dudar de su propia valentía.

Y aquí estamos, esperando por el sol mientras alguna buena nueva llega. Mientras nuestro espíritu nos desgarra la piel, Miller. ¿Recuerdas aquella vez del matón ese en Las Peñas? Carajo, esa si fue una buena pelea… Ya sabes lo que dicen: Es preferible que la pobreza sea sórdida y no mediocre, y el hijoputa ese no sabía de honor ni tampoco de pobreza, ni tampoco de pelear, ni tampoco de que una cerveza Pilsener cuesta $1.75, ni que tienes que tocar a un sujeto duro como tú o como yo y peor aun cuando está con su esposa… Todavía recuerdo a Roxanne, sabes… A veces pienso en ella. A veces suelo escuchar que dice mi nombre. A veces, solo a veces siento que se acuesta a mi lado y parece un fantasma o algo parecido. Una parálisis de sueño, quizás… – Me dijo Tommy Boy con lágrimas en los ojos mientras encendía un segundo cigarrillo y las luces de los carros se plasmaban en aquel cielo raso carcomido.

Fue horrible verla romperse. Horrible verla descuartizada sabes… Yo no soy el malo aquí, te lo digo de una vez, Miller. Llegué demasiado tarde, carajo, llegué demasiado tarde… El hijoputa le había cortado todo y sus hermosos ojos solo eran cuencos vacíos. Hermosos cuencos vacíos – Dijo Tommy Boy mientras lagrimas largas como hilos se sumergían en la oscuridad del suelo.

Lo peor de todo es que nadie ha investigado el caso. Nadie se atreve a decir sobre el asesino. Ahora yo estoy intentando no dejar de pestañear, intentando prevalecer cuerdo ¡Maldita sea! – Dijo Tommy Boy apuntándome con una magnum 46.

Realmente no hay mucho por luchar, sabes. La parte mágica de la misericordia desaparece en el aire que brota de nuestros pechos. Los huesos se cuartean, sabes. Con el pasar de los años, el cerebro va chupándose y carcomiéndose a si mismo. La memoria es frágil. El corazón es frágil. La realidad es frágil. La locura es lo único que nos esta haciendo perdurar. Ja, Ja… – Dijo Tommy Boy con los ojos encendidos de fuego, totalmente rojos viéndome directamente.

Sabes que la bestia nunca se va a saciar y estará siempre detrás de nosotros mediante sus secuaces secretos… Demonios híbridos, tocándonos la puerta cuando la hora invisible aparece. Recuerda estos números, Miller: 2310. Recuerda lo que te digo, hay demonios por todas partes, algunos son asesinos y otros solo son imbéciles en el poder, otros son vagabundos en callejones, otros son perros negros en busca de carne, otros son murciélagos chupasangre, otros solo somos nosotros, nosotros somos los peores, arrancamos toda esperanza de cada uno de nuestros congéneres separándonos de ellos y volviendo cuando queramos. Les arrancamos en corazón mientras nadie se da cuenta. Dejamos que todo nos consuma y estamos tan desesperados por sentir algo… nos dejamos ir y frente a nosotros las puertas del mismísimo averno nos aguarda junto con el mismísimo cancerbero y Caronte esperando nuestras almas tristes e infecundas, tristes, perdidas, renacidas en la muerte eterna… – Me dijo Tommy Boy apuntándose en la quijada y luego disparando mientras sus sesos salían despedidos por el ambiente. Un antifaz rojo cubría mi boca. Mis manos y piernas atadas fuertemente no me permitían hacer más que quedarme helado en una escena de crimen digna de una película Noir. Todo parecía blanco y negro. El espacio parecía degollado por algún espectro o demonio igual como lo dijo Ernesto Marqués, mi compañero, ahora con la cabeza destrozada, la sangre como confeti por el aire y ahora igual a un caudal en el suelo de madera… Espero Caronte te pueda llevar sano, salvo, y que cancerbero no se coma tu rostro antes de estar con tu amada… Pero en este momento no hay tiempo para pedir por ti, querido amigo. Debo resolver como desatarme y salir de aquí.

 

Texto: © Piero Milesi, 2019.

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