El otro Sant Jordi por Beckett & Hawk

Hoy Juan se ha levantado pronto. Está nervioso. Ha dormido mal, los nervios a veces pueden al cansancio. Lo tiene todo preparado. La noche anterior había dejado su caja llena de sus libros, una mesa de camping y una silla de playa. Escucha por la radio que el día será propio de un día de primavera y que el sol acompañará a la fiesta del libro. Sí, porque hoy es el día de Sant Jordi en Barcelona. Y las calles de la ciudad se llenarán de libros y rosas.

Juan ha vivido muchos Sant Jordi, todavía recuerda la mano de su padre, los puestos llenos de gente y el color rojo de las rosas en las esquinas de muchas de las calles. Desde pequeño le habían enseñado a amar a los libros. Le habían enseñado a buscar los mundos perdidos entre las páginas escritas, entre los sueños desperdigados de algún autor.

Pero hoy será él quien venda sus sueños, porque Juan es escritor, se siente escritor y tiene su primera novela. Su mujer le dijo que era muy buena, un compañero del trabajo le dijo que no pudo dejar de leer. Antonio, el viejo profesor de literatura, le dijo que era una novela de mucho nivel. Él lo sabe, su mundo son los libros y siempre dice que lo único que hace bien es escribir. Y sabe que tiene un buen libro escondido dentro de aquella caja que ahora lleva bajo su brazo.

Después de muchas negativas, después de muchas gracias no nos interesa, Juan decidió arriesgarse y auto publicarse. Él es un luchador y debía de intentarlo, necesitaba demostrar que era posible. Él es escritor, un buen escritor y tenía un libro, un buen libro.

Juan tiene un pequeño puesto al final de las ramblas, una pequeña mesa donde pone sus libros muy ordenados. Muy alejado de las grandes carpas de las grandes editoriales, de los grandes escritores superventas. Muy lejos de las grandes campañas de publicidad, de las grandes inversiones, de las largas colas para firmar. Por delante de él pasan muchas personas que pasan de largo o que se detienen a preguntar. Alguien le compra un libro. Pero Juan se siente feliz, se siente escritor y piensa que algún día la suerte cambiará y que algún día él también tendrá una cola de gente que esperará para comprar su libro con su firma.

Al terminar el día Juan regresa a su casa con su caja bajo el brazo. Su mujer lo recibe con un beso. Ella sabe de su tristeza, de su lucha, de su pasión. Ella también se siente feliz de saber que en la puerta de la vida hay que llamar muchas veces para que los sueños puedan entrar.

Juan ha vendido algunos de sus libros, algunas de sus ilusiones, algunos de sus mundos ocultos. La radio habla de los miles de libros vendidos, de los autores más comprados, del éxito de la fiesta de Sant Jordi.

Juan guarda su caja en un rincón. En sus ojos se puede ver una cierta niebla que oculta su desánimo. Cierra la puerta de su pequeño despacho y enciende el ordenador. Necesita escribir, porque él es escritor. Un buen escritor y nadie le puede robar su ilusión. Quizás el año que viene las cosas cambien.

Su mujer escucha el ruido del teclado. Sonríe, sabe que lo conseguirá.

 

©Artículo: Beckett & Hawk, 2023.

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