Entrevista a Marta Robles por Beckett & Hawk

Hoy vamos a entrevistar a una mujer con una dilatada trayectoria profesional. Una de esas mujeres que ha hecho del periodismo una manera de enfrentarse a la vida y salir victoriosa. Una de esas mujeres con la que sin duda te tomarías un café para descubrir poco a poco todo lo que tiene dentro. Hoy entrevistamos también a una escritora, alguien que ha hecho de la palabra escrita un sendero imborrable. Hoy entrevistamos a Marta Robles.

 

  • Solo Novela Negra – Creemos que las cosas no pasan por que sí, siempre hay una razón, un por qué. ¿Ha llegado la novela negra a su vida en el momento adecuado, en su mejor momento?

 

  • Marta Robles – En el que tenía que llegar. Supongo. La novela negra siempre estuvo en mi vida como lectora. Mis primeras lecturas de niña, más allá de los cuentos clásicos, estaban protagonizadas por pequeños investigadores. Me refiero a los cinco y a los siete secretos de Enyd Blyton. Luego llegó Poe a mi vida y a partir de ahí me convertí en una devota del género negro. Ya entonces escribía redacciones ensangrentadas y me presentaba a concursos literarios infantiles. Los premiaban con lotes de libros que aún conservo. Cuando empecé a escribir ficción, en 2001, (llevaba publicando no ficción desde 1991) escribí un libro titulado Las once caras de María Lisboa. Y en alguno de los relatos que incluía ya se podía  intuir que, irremisiblemente,  acabaría zambulléndome en la novela negra. Empecé publicando un relato pornocriminal ,en una antología coordinada por Biedma (Obscena), junto a las mejores plumas negras del país. Y a partir de ahí no pude parar. Vino a visitarme el detective Roures, con su historia y no pude negarme.  Ahora, ya lo sabéis ando encerrada escribiendo su tercer caso.

 

  • SNN – Siempre que nos encontramos con una periodista y a la vez escritora le hacemos la misma reflexión ¿Se puede separar el periodismo de la literatura? ¿Tiene Marta Robles el corazón “partío”? Como diría Alejandro Sanz.

 

  • MR – Yo quería ser escritora desde niña. De hecho llevo escribí mi primera novela a los dieciséis años. (Por suerte no está publicada). Pensaba estudiar filosofía, pero mi primer novio (gracias al que soy periodista y escritora) me convenció de que tenía una gran capacidad para la comunicación y me empujó a estudiar periodismo.  Y luego, cuando empecé la carrera, el periodismo se me metió en las venas y ya nunca volvió a salir. Por eso siempre digo que, aunque puede que algún día me dedique solo a escribir, nunca dejaré de ser periodista. El periodismo va un paso más allá de la literatura, al menos para mí. Tiene que tener ese afán de cambiar el mundo. De hacerlo más justo. En realidad, yo debo de tener alma de “desfacedor de entuertos” que es lo que es, de alguna manera, un detective de género negro como el mío. El periodismo, además, contiene varios géneros literarios en sí mismo, así que se puede afrontar desde la pura redacción hasta la literatura.  Pero no todos los periodistas son escritores ni todos los escritores son periodistas. Y es preciso separar una tarea de la otra y  no confundir la ficción con la realidad. Algo, por desgracia, demasiado común en el periodismo actual.

 

  • SNN – Si lo relacionamos con la pregunta anterior ¿Es más fácil escribir que ir al psicoanalista? Porque nosotros creemos que nos sirve de terapia.

 

  • MR – Para mí más que una terapia es una necesidad vital. Quiero decir que, si no me publicaran, seguiría escribiendo. No puedo vivir sin escribir igual que no puedo vivir (menos aún) sin leer. Aunque es verdad que cuando escribo desmenuzo muchas inquietudes que bullen en mi interior. Todos mis personajes incluyen entre sus reflexiones y sus miedos algunos de los míos. Necesito que las cosas que cuento sean verdad, aunque formen parte de una mentira. No sé escribir de otra manera. Lo hago con el corazón y con la tripa. Naipaul decía que la diferencia entre lo que era literatura y lo que no lo era se veía en una carta que un chico escribía a su novia. No era lo mismo si lo hacía un día cualquier que si la escribía la noche antes de ser ajusticiado. Yo escribo un poco así, como si me fueran a fusilar al día siguiente.

 

Mis primeras lecturas de niña, más allá de los cuentos clásicos, estaban protagonizadas por pequeños investigadores. Me refiero a los cinco y a los siete secretos de Enyd Blyton. Luego llegó Poe a mi vida y a partir de ahí me convertí en una devota del género negro.

 

  • SNN – ¿Cree usted que la novela negra es una moda o que es una realidad que ha llegado para quedarse? Nosotros que hemos creído en este género cuando en este país nadie creía le puedo asegurar que hemos escuchado opiniones para todos los gustos.

 

  • MR – Lo que es una moda y puede ser pasajera, es la enorme consideración que tiene la novela negra en estos días.  Borges –que ya sabéis que escribió sus policiales junto Bioy Casares, con ese divertido Isidro Parodi- solía decir que a los académicos no les interesaba la novela negra porque no era lo suficientemente aburrida. Precisamente por eso, por su estructura ágil que permitía leerla a toda velocidad, por ese lenguaje menos lírico y más desadjetivado y por ser una lectura fácil, era rechazada por los defensores de la cultura gruesa y aburrida. Los mismos que crucifican al libro que vende y se vuelve popular. Estos paquidermos culturales ahora tienen menos voz, pero como todo es pendular puede que recuperen su espacio en algún momento.  Con todo, creo que la novela negra ya ha calado lo suficiente en España como para tener su hueco para siempre. Sobre todo porque la novela de nuestros días ya no es solo de polis y cacos, trasciende el propio género y habla del mal. Y, de alguna manera, al hacer una radiografía de nuestra sociedad y de nosotros mismos, a través del mal que está dentro y fuera de nosotros, se convierte no solo en un vehículo de denuncia, sino también en un espejo que invita a la reflexión. Y eso está bien, al menos para mí. Cuando lees un libro que te emociona y te golpea a lo mejor no te das cuenta de que te está haciendo pensar y sentir hasta que no lo acabas. Y, claro, hay novelas negras, como verdes y amarillas, que las olvidas en el mismo momento en el que las acabas. Otras te dejan llenas de imágenes y de sensaciones. Y esas son las que valen la pena. Hace un par de semanas me leí del tirón Tarde, mal y nunca, de Carlos Zanón. No podía parar. Cuando la terminé me quedé con tal sensación de vacío y tantas ganas de llorar que me estremecí. Creo que nunca podré olvidar a esos personajes. Claro que Zanón es el puto amo, que dirían mis hijos. Escribe como Dios, el tío.

 

  • SNN – Dijo Chandler que el primer beso es mágico, el segundo íntimo, el tercero rutinario ¿Usted cree que con los libros puede pasar lo mismo o, al contrario, que si ponemos actitud el tercero puede ser maravilloso?

 

  • MR – Alguien a quien admiro mucho me dijo ayer mismo (en uno de esos momentos de crisis en los que caigo siempre que estoy escribiendo una novela), que tenía que saber explicar por qué había elegido ese argumento para mi tercera novela de Roures. Y también lo que quería contar de mí  en él y por qué quería hacerlo. Cualquier beso o libro pueden convertirse en rutinarios si no se les pone intención. Yo procuro evitar cualquier beso o libro que forme parte de la rutina.

 

  • SNN – “A menos de cinco centímetros” (2017, Espasa) ¿le ha servido para crecer como escritora de género y para evolucionar hacia “La mala suerte” (2018, Espasa)

 

  • MR – Sinceramente no lo sé. En la carrera de un escritor no necesariamente los libros van siendo mejores. Quiero decir que las carreras creativas no son lineales. En ningún caso. Es posible que desde el análisis se pueda concluir que La mala suerte tiene una estructura más compleja y también es cierto que ha tenido mejores críticas que A menos de cinco centímetros. Pero también hay lectores muy devotos de  A menos de cinco centímetros que la prefieren sin ninguna duda. Para mí A menos de cinco centímetros siempre será especial. Con ella entré en la mítica Semana Negra de Gijón y me nominaron al Silverio Cañada. Y gracias a ella me pasaron muchas cosas. Entre ellas que empecé a buscar dentro de mí.

 

  • SNN – “La mala suerte” es un libro muy social ¿la novela negra nos ayuda a desnudar a la sociedad que tenemos delante?

 

  • MR – Desde luego. La novela negra, como os decía antes, trasciende ya las novelas de polis y cacos. Nació en los bajos fondos de Chicago, con la vocación de desvelar los entresijos de una sociedad donde todas las instituciones estaban corrompidas tras una crisis feroz. De alguna manera todo eso se repite una y otra vez y es interesante retratarlo.

 

  • SNN – Ha creado usted un personaje muy carismático, Roures, un detective con el que es difícil no engancharse. ¿ha nacido de su corazón o de su cerebro?

 

  • MR – Siempre he dicho que el amor es un banco de tres patas: cabeza, corazón y sexo. Y yo amo a Roures. Lo quiero, “pese a sus defectos y mis reproches”, que diría Wilde.

 

  • SNN – El personaje de Carroll El sombrerero loco, un personaje delicioso, dijo “No necesito que la gente opine sobre mi vida, mi trabajo, amistades o amores. Tengo mi forma de hacer las cosas y, sea buena o mala, es la mía” ¿Es fiel a sí misma en sus libros? ¿Hay un estilo Marta Robles?

 

  • MR – Hay un estilo Marta Robles en constante evolución. Creo.  Trato de no traicionarme nunca. Tanto si escribo novela negra como si no. No sé si siempre lo consigo. No voy a escribir solo novela negra (aunque el mal y la oscuridad siempre estarán en todas mis novelas como en la vida). Mi intención es dejar descansar a Roures después de esta tercera entrega y volcarme en otra novela que tengo a medias desde hace mucho y que no es de género. Y luego tal vez volver con una precuela de mi detective. Aunque por el camino todo puede cambiar. “Tienes que correr todo lo que puedas para permanecer en el mismo sitio. Si quieres ir a alguna parte, tendrás que correr con doble rapidez” No sé si  literal, porque la he escrito de memoria, pero sí que es una frase muy sabia del gato de Alicia en el país de las maravillas.

 

La novela negra, como os decía antes, trasciende ya las novelas de polis y cacos. Nació en los bajos fondos de Chicago, con la vocación de desvelar los entresijos de una sociedad donde todas las instituciones estaban corrompidas tras una crisis feroz. De alguna manera todo eso se repite una y otra vez y es interesante retratarlo.

 

  • SNN – En la revista tenemos un hashtag que es #SNNFrasesnegras. ¿Nos regala una?

 

  • MR – Y dos. “Te diría que en casi todo en la vida, pero sobre todo en cuernos y asesinatos, es importante no tratar las sospechas como certezas” “Conocido o no, todos los crímenes tienen móvil, incluidas las infidelidades, que son otra manera de matar”. Las dos son de A menos de cinco centímetros.

 

Agradecemos a Marta Robles toda la colaboración que nos ha ofrecido y sobre todo por ayudarnos a entender que este género es muy rico, es territorio para valientes y para soñadores. Marta Robles cumple con creces ambos requisitos y sus libros son una muestra de ello. El sombrero loco dijo “Existe un lugar distinto a cualquier otro. Un país lleno de maravillas, de misterios, de peligros. Dicen que para sobrevivir en él tienes que estar tan loco como un sombrerero. Por suerte, yo lo estoy…”

Si ustedes pertenecen a este país lleno de maravillas no lo duden, lean a Marta Robles, sus libros lo merecen.

 

Entrevista y redacción: © J. A. Beckett  y Daniel L. Hawk, 2019.

Visitas: 199

Deja una respuesta

Tu dirección de correo electrónico no será publicada. Los campos obligatorios están marcados con *

Protected with IP Blacklist CloudIP Blacklist Cloud

Este sitio web utiliza cookies para que usted tenga la mejor experiencia de usuario. Si continúa navegando está dando su consentimiento para la aceptación de las mencionadas cookies y la aceptación de nuestra política de cookies, pinche el enlace para mayor información.plugin cookies

ACEPTAR
Aviso de cookies