221B Baker Street por Beckett & Hawk

Y fue un 22 de mayo.

Corría el año 1859 cuando nació Sir Arthur Conan Doyle. Todos le conoceréis como el padre de Sherlock Holmes. Uno de los grandes personajes de la literatura mundial. No entro a discutir si los libros de Sherlock Holmes forman parte de la novela negra o no. Simplemente, me da igual. Si pudiéramos elegir siempre jugaría en mi equipo y además sería titular.

Todos tenemos un inicio y yo lo tengo en los libros de Sir Arthur, para mi es como el primer beso, como la primera caricia, como el primer baile, como el primer amor. Porque desde que cogí por primera vez un libro del bueno de Sherlock descubrí un nuevo mundo, una nueva sensación que nunca más volvería a dejar.

 

 

Sherlock es todo aquello que me gusta de un personaje, su inteligencia, su sensibilidad, su soledad, su manera de afrontar los casos, su humor negro, su entrega total y su seguridad en sí mismo. Algo que al resto de los mortales tanto nos cuesta conseguir. Por eso ha sido y será algo único, algo que ha calado profundamente a través del tiempo hasta convertirse en un modelo universal. Porque Sherlock ha dejado huella en la literatura mundial, muchos han querido seguir su senda, muchos lo han resucitado una y otra vez, porque nuestro detective más famoso es como aquel buen whisky que solo sale del armario en ocasiones especiales. Pero solo Sir Arthur ha conseguido dar a su personaje ese aroma que ha marcado una época y un estilo.

No olvido esa pipa humeante que a veces golpeaba contra su mano mientras desviaba la atención para ganar ese preciso instante de lucidez que le otorgaba su gran inteligencia. Ese peculiar sombrero que todos podemos reconocer con solo una silueta. Un personaje que trasciende en el tiempo, un personaje que todos desearíamos que fuera nuestro. Sí, lo sé, me diréis que esa imagen pertenece al cine, pero así somos, filosofía y cine unidos en un texto.

Y como no hablar del bueno de Watson, ese aprendiz de Sancho que acompaña y asiste a Sherlock Holmes, ese hombre bueno y realista que es la otra cara de la moneda, y como ocurre en los grandes libros su presencia consigue que el círculo se complete, que la noche sea estrellada y que el mar nunca muera en la playa.

Sir Arthur Conan Doyle, como Poe, como Agatha Christie son el comienzo de algo, algo que otros supieron aprovechar y que se fue convirtiendo con el paso de los libros en aquello que nosotros llamaremos novela negra. Pero ese es un camino muy largo y con muchas paradas, tantas como buenos escritores decidieron hablarnos de esa parte más oscura del alma humana. De la tuya y de la mía.

 

Artículo: © Beckett & Hawk, 2019.

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