Presentación de BUEN OJO de Héctor Martín por Miguel Izu

Héctor Martín Ardanaz (Pamplona, 1976) viene a unirse a la prolífica cantera navarra de escritores de novela policíaca. Este ingeniero de telecomunicaciones ha tenido la mala suerte de que, cuando estaba a punto de publicarse su primera novela, Buen ojo, el confinamiento domiciliario provocado por la pandemia de COVID-19 le ha impedido hacer la promoción tradicional, encontrándose en persona con sus lectores. Como las circunstancias mandan, se ha mudado a las redes sociales y el pasado día 1 de mayo, a través de Facebook e Instagram, hizo una presentación virtual de su libro, aunque no descarta hacer otra presencial cuando sea posible. De momento, el libro se halla en preventa a través de la web de la editorial (con un regalo añadido) y, en breve, apenas los elementos amainen, estará a la venta en las librerías.

Héctor explicó que la trama se basa en la desaparición de una joven, caso que ha de investigar la protagonista, una policía que afronta complicados retos tanto en su vida profesional como en su vida sentimental, además de enfrentarse con recuerdos de su pasado que le atormentan. Como actividad secundaria, es socia de una floristería, algo que no tiene nada que ver con su profesión y que le sirve de respiro.

A preguntas de los asistentes a la tele presentación, admitió que ha podido recibir cierta influencia de la serie Castle, en particular en la portada, aunque suele ver series policíacas no ha pretendido inspirarse en ninguna. No se ha basado en hechos reales, toda la historia es de pura ficción, aunque como suceden tantas cosas en el mundo, puede que haya alguna coincidencia con la realidad. Imaginar el crimen sobre el que ha escrito probablemente viene por decantación de las muchas historias que ha leído o ha visto en el cine y la televisión, pero se le ocurrió de pronto y luego lo fue trabajando.

En cuanto a por qué ha optado por el género policíaco, explicó que él ha escrito mucho en fantasía y ciencia ficción, que son sus géneros favoritos, pero para su primera publicación, cuando ha decidido tomárselo más en serio, pensó que arriesgaba menos con una novela negra, género que también le gusta. En el futuro, se propone seguir cultivando todos esos géneros; es de gustos variados, admitió que le gusta la pizza tanto con piña como sin piña. Ha tramado una intriga clásica, ni demasiado morbosa ni demasiado psicológica, donde espera que el lector no sea capaz de conocer la verdad hasta las últimas páginas. Fue el final, precisamente, lo que más le costó, lo cambió varias veces. No ha pretendido identificarse con ninguno de los personajes, aunque luego no ha tenido más remedio que reconocer que ha puesto algunas cosas suyas en ellos, pero también algunos detalles de gente que conoce para dar mayor verosimilitud. No es una historia de buenos y malos, sino de personalidades grises en cuanto al bien y el mal, capaces de hacer cosas buenas y malas, como sucede en la realidad.

En la novela ha jugado con una pequeña broma privada sobre el tema clásico de si el asesino es el mayordomo. Contó que, de joven, siempre hacía el mismo chiste al empezar a ver una película, anunciaba que el culpable era el sheriff sin saber nada al respecto. Dejó de hacerlo cuando, en una ocasión, sucedió que en aquella película el sheriff sí resultó ser el malo. El título de Buen ojo viene de una frase que se pronuncia en la novela, no es trascendente pero le pareció que reflejaba bien el espíritu de la historia y que sonaba bien. Suele cambiar los títulos mientras va escribiendo, no le gusta perder mucho el tiempo en pensar en ello.

Se reconoce más escritor de mapa que de brújula, necesita planificar en detalle lo que va a escribir, sin perjuicio de introducir cambios en las revisiones. Ha ambientado la novela en una ciudad no identificada, ha preferido no distraer al lector ni ponerse límites de tener que documentarse y de ser fiel a la realidad de un lugar, aunque algunas de las localizaciones sí están inspiradas en escenarios que conoce. La narración es en tercera persona, pero siguiendo siempre la visión y los pensamientos de uno de los personajes.

Admite que ha recibido influencia directa de algunos escritores de su tierra, no quiso dar una lista de nombres para no olvidar a nadie, ya que son muchos, y se limitó a citar a Carlos Bassas del Rey, una gran referencia en el género, y a Susana Rodríguez. Recordó que a escribir se aprende leyendo y escribiendo.

 

Ficha

Buen ojo

Héctor Martín Ardanaz

Editorial Titanium, 2020

ISBN: 978-84-121448-6-4

246 páginas, 14 x 21 cm, tapa blanda

 

Sinopsis

Claudia emplea su propio método para resolver los casos. Tiene buena memoria y es concienzuda. Recopila todas las pistas, por insignificantes que parezcan, porque sabe que al final siempre aparece un patrón que señala a un culpable.

Ha llegado el momento que ha estado esperando durante mucho tiempo, un caso importante que puede impulsar su carrera en la Policía. Pero pronto descubre que el caso es mucho más complicado de lo que parecía, el culpable muestra una confianza fuera de lo común y no comete errores, lo que hace que las pistas sean insuficientes para señalar a alguien.

Todo ello, mientras trata de reconciliarse con el pasado que la persigue desde que su padre murió hace más de veinte años.

 

©Artículo: Miguel Izu, 2020.

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