Mis héroes son ellas por Ana Arroyo
Cuando estuve en Cartagena tuve el gran placer de conocer aparte de grandes personas, grandes escritores y escritoras; pero hoy el artículo va por ellas: Susana Hernández, Ana Ballabriga, Prado G. Velázquez y Susana Rodríguez.
Erase una vez , en la tierra llena de humo y violencia de la ficción criminal, había criaturas seductoras que llamamos mujeres fatales, mujeres duras que atraían a los hombres tristes a su perdición…esta parte la conocemos todos los amantes del género negro ¿verdad?
Porque desde las malas calles de Raymond Chandler a los cuentos de venganza de Lee Child, la ficción criminal ha sido a menudo la reserva de hombres solitarios que luchan contra la traición y buscan justicia. Sin embargo, en los últimos años, la ficción criminal es cada vez más un juego de mujeres. Ciertamente es un momento muy saludable para la ficción criminal femenina, pero sería un error sugerir que las escritoras solo descubrieron su lado oscuro hace unos pocos años.
Lo que está sucediendo ahora, y siempre en mi opinión personal, es que el mundo editorial finalmente ha captado la idea de que el crimen escrito por mujeres vende. Además, creo que es un argumento que la propia industria reconoce.
Ya comenté en otro artículo que los lectores de ficción criminal son estadísticamente más propensos a ser mujeres, por lo tanto, no sorprende que las editoriales inviertan mucho en escritoras: ¿quién está en mejores condiciones para explorar los temores más oscuros de la lectora?. Siguiendo con estadísticas, se dice, se comenta, que cuando vas a festivales del crimen o eventos en librerías hay muchas más mujeres que hombres; volvemos a la estadística y dice que aproximadamente el 80% de los libros de este género son comprados por mujeres.
Sin embargo, lejos del resultado final, algo interesante está sucediendo: la ficción criminal dirigida por mujeres está tomando el pulso de la paranoia de nuestra época y aplicándola al lugar donde deberíamos sentirnos más seguros, el hogar.
Cierto es que la respuesta comercial podría ser que las mujeres compran la mayoría de los libros, pero también creo que existe un sentimiento entre las mujeres que encuentra su eco en las novelas negro-criminal actuales. Estos libros hablan de una creciente negativa a ser víctimas.
También es cierto que lo mejor de la actual generación de escritoras de crímenes es que son expertas en crear una sensación de inquietud en las situaciones más comunes.
Pero entonces, ¿las mujeres son tan buenas escritoras de crímenes porque su respuesta es muy visceral? Creo que las mujeres piensan en el crimen de una manera muy diferente a los hombres. La mayoría de los hombres no se preocupan demasiado por ser víctimas del delito, mientras que las mujeres piensan en el delito de una manera muy personal. Saben lo que es caminar por una calle por la noche y tienen que hacer un juicio rápido: ¿estoy a salvo?. Porque tristemente muchas veces las mujeres saben lo que es ser presa. Y sí, no lo puedo evitar, aquí ha salido mi vena de criminóloga…
Quizás por eso, las novelas de crimen femeninas rara vez se preocupan por la simpatía. Las mujeres no intentan escribir personajes geniales; la mayoría de las veces los caracteres imperfectos son lo que atrae. Y es un sentimiento que recientemente leí y argumentaba que las escritoras de crímenes tienen éxito en parte porque no necesitan héroes.
Y estoy de acuerdo, no, no los necesitamos, porque nuestros héroes son ellas.
©Artículo: Ana Arroyo, 2019
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