Gemelos malvados (Unidos por la sangre) por Osvaldo Reyes

 

Gemelos malvados

Unidos por la sangre

Osvaldo Reyes

 

El proceso de formación de un bebe es fascinante. Empieza con la unión del espermatozoide con el óvulo, formando lo que se conoce como cigoto. Una vez fusionados los núcleos de ambos gametos (células sexuales), empieza un proceso conocido como “segmentación” que conlleva una serie de divisiones celulares consecutivas hasta formar una masa de células embrionarias que, con el tiempo, se convertirán en un ser humano.

            Sin embargo, algunas veces, estas células, que asemejan a una mora (el nombre en términos embriológicos es mórula), se separan. Otras veces, dos óvulos son fecundados por dos espermatozoides al mismo tiempo. El resultado final es bastante similar: dos cigotos. La madre va a una consulta con su médico, se realiza un ultrasonido y en vez de encontrarse con un solo bebé, se visualizan dos latidos cardíacos.

            Toda esta explicación es el preámbulo a lo que quiero discutir. En el caso de la formación de dos cigotos independientes, los dos bebés no serán idénticos. Son hermanos que pudieron nacer en partos separados por años, pero que el destino decidió que nacieran al mismo tiempo. No comparten material genético, solo espacio dentro del útero y una vez afuera, cada uno desarrollará una personalidad propia según las circunstancias familiares y sociales que los rodean. En el otro escenario, el embarazo gemelar monocigótico u originado de un solo cigoto que se divide, los fetos comparten el mismo material genético. Son idénticos en su esencia más pura y al nacer empieza un proceso de modificación social y cultural que los hará crecer como individuos independientes uno del otro, sin que eso modifique el hecho de que, en teoría, debieron ser uno solo todo el tiempo.

            Aunque los gemelos idénticos son clones, no son exactamente iguales. Comparten algunas características (por ejemplo, la altura), pero no presentan siempre las mismas enfermedades. No mueren de las mismas causas y una vez los padres (algunos, no todos) dejan de vestirlos igual y les dan la opción de elegir sus propios estilos, tienden a exhibir comportamientos y gustos disimiles. Es un campo de estudios en crecimiento, que nos permite tener una idea de los efectos que puede tener el ambiente en la genética y las consecuencias que esto representa para el ser humano, tanto en su desarrollo físico como mental.

Es indudable el efecto que tiene el entorno físico, emocional y social en la psique de un individuo, pero ellos actúan sobre un mismo elemento que no puede ser ignorado. La genética está allí para quedarse y marcar las pautas más íntimas. En una investigación realizada en Noruega, en 14 mil niños adoptados, se observó que, si los padres de los niños eran criminales, sus hijos presentaban una tendencia mayor de la esperada de cometer crímenes contra la propiedad, aun cuando crecieran en un ambiente estable, dentro del seno de una familia funcional, mientras que ser el hijo de un papa criminal y una mamá esquizofrénica incrementaba el riesgo de tendencias violentas. Esto prueba que, aunque el principal factor de riesgo para estos comportamientos criminales es el ambiente donde se crece, la genética tiene un peso que no puede ser obviado y, en el caso de los gemelos, menos. Si un gemelo idéntico es diagnosticado con depresión, ¿lo será también su hermano? Si tiene un episodio psicótico, ¿su hermano debe empezar a prepararse para cuando le ocurra lo mismo?

            Si uno de ellos se convierte en asesino, ¿está sellado el destino de su hermano, como en una versión genética de “El crimen de Lord Arthur Savile” de Oscar Wilde?

            La respuesta a todas estas preguntas es que no sabemos y, para sazonar todavía más el problema, los crímenes que involucran a gemelos tienen sus propios contratiempos con los cuales las fuerzas del orden tienen que lidiar. Por ejemplo, en noviembre de 1999 una mujer de 26 años fue violada en Michigan, Estados Unidos. Se logró tomar una muestra de semen para análisis genético, pero no tenían a nadie en la base de datos que fuera compatible. El violador fue muy precavido y, por falta de pruebas, el caso se mantuvo abierto por cinco años, hasta que se recibió una nueva muestra, enviada por un privado de libertad acusado de una ofensa sexual diferente, como parte de los requisitos para ser considerado para libertad condicionada. Esta muestra encajaba con la de la victima de Michigan, así que los encargados del caso pensaron que el caso del violador estaba resuelto. La alegría duró poco, ya que el acusado tenía un gemelo idéntico y la prueba no puede diferenciar entre ambos tipos de ADN, por lo que no podían acusarlo (después de todo, genéticamente, el violador pudo ser su hermano). Gracias a este detalle, el caso se mantiene abierto, veinte años después.  Sin embargo, la tecnología avanza a pasos agigantados y nuevas técnicas de análisis de ADN parecen diferenciar entre muestras tomadas de gemelos idénticos, mediante la determinación de mutaciones en las cadenas de material genético. Ya se han encarcelado a otros gemelos que usaron la misma excusa para escapar a la justicia y pronto será el turno del caso de Michigan.

            Menos frecuente es el escenario donde los dos actúan como un equipo. En el 2001, Joel Stovall le disparó al perro de su vecino cinco veces y fue arrestado en consecuencia por el comisario Jason Schwartz de la ciudad de Canon (Estados Unidos). Poco después llegó su hermano, Michael Stovall y se metió en la discusión, terminando en el mismo vehículo, arrestado al lado de su gemelo idéntico. El error del funcionario fue no verificar que Joel escondiera otra arma y en el viaje a la comisaría le disparó en la cabeza. Tomaron control del auto, sacaron al comisario, le dispararon 16 veces más y empezaron una carrera de robos y crímenes que duró 24 horas. Las fuerzas policiales de varios estados se involucraron en la persecución y finalmente los capturaron con vida, recibiendo como sentencias sendas cadenas perpetuas sin posibilidades de libertad bajo palabra. Fue un crimen del momento, espontáneo y provocado por las circunstancias. Nada como el caso de los gemelos Kray, quienes dominaron el mundo criminal de Londres en la década de los cincuenta y parte de los sesenta. Boxeadores, ambiciosos y violentos, los hermanos Ronnie y Reggie se diferenciaban físicamente solo por los lentes que usaba el primero. Psicológicamente, eran muy diferentes en situaciones normales. Reggie, el mayor por diez minutos, era el más estable y lógico de los dos, capaz de razonar y actuar en base a un plan establecido. Ronnie, el músculo de la operación, sufría de esquizofrenia, lo que lo convertía en una máquina de violencia. Ahora, en una pelea de pandillas, según describe John Pearson, autor del libro “El culto a la violencia: la historia no contada de los gemelos Kray”, era como si se pudieran comunicar de manera telepática. Una sola entidad predispuesta a la violencia.

            Aunque esto puede parecer pura fantasía, hay múltiples historias y descripciones que apuntan a una especie de telepatía entre gemelos idénticos. Un sexto sentido que los ayuda a sentir lo que le pasa a su hermano; a presentir, inclusive, si está en peligro. La ciencia no confirma esta leyenda urbana, ya que no hay suficiente evidencia, pero hay algo allí que no se puede descartar.

            La idea es terrorífica, si consideramos tendencias homicidas. Imaginen dos asesinos en serie que pudieran comunicarse telepáticamente. Que no pudieran ser diferenciados a la simple vista, funcionando entre sí como coartadas al aparecer en otros lugares, lejos de la escena del crimen. Suena a historia de una novela negra y no me extrañaría que alguna existiera con esa trama, pero en el mundo real no hay registros de gemelos idénticos trabajando juntos como asesinos en serie. La más cercana es la historia de los hermanos Spahalski. Gemelos idénticos, cometieron crímenes, pero nunca supieron las tendencias homicidas del otro hasta mucho tiempo después. Stephen empezó a los 17 años al asesinar a Ronald Ripley, un empleado de una tienda que, según el asesino, se le acercó con intenciones homosexuales, por lo que tomó un martillo y lo mató a golpes. Siendo tan joven, lo atraparon pronto y lo encarcelaron. Allí descubrieron que tenía un hermano, buscado por violación de su libertad condicional. Robert, el otro gemelo Spahalski, entró y salió del sistema correccional en varias ocasiones, por lo que compartieron condena en la misma prisión. En uno de estos encuentros organizaron un escape de prisión, permitiendo la fuga de uno de ellos. Como los custodios nunca pudieron determinar quién escapó, siendo idénticos, cuando atraparon al fugitivo los metieron a los dos en confinamiento solitario, por si acaso. De los dos hermanos, Robert fue el asesino consumado, aunque no podría clasificarse como serial. Empezó en 1990 con el estrangulamiento de una trabajadora sexual, seguido del asesinato de su novia siete meses después, de un cliente sexual (Robert se prostituía en ese entonces), con un martillo (como su hermano hizo con Ripley años antes) y finalmente de una amiga llamada Vivian, a quien, en un delirio inducido por el consumo de drogas, la vio convertirse en un demonio, por lo que la estranguló. Este crimen lo golpeó emocionalmente. Confesó todos los crímenes y fue sentenciado a cadena perpetua.

            En el 2005, mientras Stephen estaba en prisión por uno de los tantos crímenes que cometió a lo largo de su vida, se enteró de la confesión de su hermano. Sus palabras textuales al saber la noticia fueron “Pensé que era el único asesino en la familia”. Nunca recibió mensajes mentales ni sintió que su hermano estuviera cometiendo estos crímenes, aunque ambos aceptaron hablar con sus víctimas después de los homicidios. Stephen se comunicó con Ripley por medio de una computadora, para dejar sus negocios al día. Robert con Vivian, a quién le pedía disculpas por haberla estrangulado.

            ¿Naturaleza o crianza?

            Los estudios en gemelos pueden darnos algunas luces, pero casos como los descritos solo generan más preguntas. Interrogantes que solo encontrarán respuesta, por el momento, en la prensa sensacionalista y, tal vez, en las historias tejidas por las plumas y la imaginación de escritores del género.

 

©Artículo: Osvaldo Reyes, 2022.

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