Entrevista a Paco Gómez Escribano
A escasos días de coincidir en Getafe Negro, entrevistamos a Paco Gómez Escribano para que nos cuente más detalles acerca de su última novela: ‘Cuando gritan los muertos’
ENTREVISTA A PACO GÓMEZ ESCRIBANO PARA SOLO NOVELA NEGRA
Por Jesús Zaplana García
1. Empecemos por el título: «Cuando gritan los muertos». Pero escucharlos puede implicar un riesgo demasiado grande para los que aún siguen de este lado… ¿Pueden llegar a ser tan ensordecedores esos gritos?
«Cuando gritan los muertos» es una metáfora y no lo es. Lo es porque es una figura retórica que representa a todos aquellos compañeros de los protagonistas que murieron en el pasado o bien tiroteados o bien envenenados con heroína adulterada o bien por cualquier otra causa que en un país democrático, aunque lo fuera en ciernes, no debería haber existido ya a esas alturas. Y por otro lado no lo es, ya que los traumas en forma de fantasmas que gritan porque no saben que han muerto y atormentan los sueños (y a veces el estado de vigilia) de los que quedan vivos son para ellos tan reales como lo es la realidad cotidiana de una persona normal. No pueden evitar escucharlos porque no es una fuente de sonido externa, sino que salen de dentro, desde algún lugar del alma muy hondo. Y sí, pueden llegar a ser tan ensordecedores que incluso esos fantasmas que gritan se materialicen y formen una procesión de espectros desfilando en el delirium tremens de algunos de los protagonistas que sí, que consiguieron dejar el caballo, pero aún son politoxicómanos y alcohólicos.
2. El primer párrafo de la novela, la descripción del Cuqui que nos regalas por contraposición a otro tipo de «chorizos» supone toda una declaración de intenciones… ¿Crees, como afirma el Mochuelo, que debemos temer más a los delincuentes de traje y corbata?
Sin duda ninguna, yo al menos siempre lo he tenido claro. A veces fantaseaba con naufragar en una isla desierta y que me dieran a elegir entre que me acompañara uno de los personajes de mis novelas o un político o banquero. La elección es clara. Un personaje de mis novelas no te va a atacar o va a ir a por ti si tú no le provocas. Un banquero o un político te matarán sin dudarlo para quitarte un coco o una chaqueta. Fíjate si se lo tienen bien montado los trajeados: hace poco escuchaba en televisión que el director de una Caja de cuyo nombre no quiero acordarme, nada más ocupar el cargo se multiplicó el sueldo por diez o por quince, no recuerdo. En mi barrio eso es robar. Para la justicia es «administración desleal» y tiene una pena de dos a cuatro años, tampoco recuerdo muy bien, realmente vergonzoso, bochornoso y varios adjetivos más que se me vienen a la cabeza. Si alguien roba en un supermercado para comer le meterán atraco, y que no se le ocurra amenazar a nadie, que entonces ya va al trullo de quince años para adelante. Creo que la pregunta queda debidamente contestada.
3. Los diálogos que pueblan tu novela reflejan a la perfección la jerga genuina y castiza de los habitantes de Canillejas, una forma de expresarse que puede aún encontrarse en otros distritos madrileños, como por ejemplo Vallecas.¿Piensas que la globalización, con su apisonadora que todo lo uniformiza, pone en peligro la permanencia de estas particularidades lingüísticas?
Por supuesto, la globalización y la tontificación general reinante. Por un lado, el territorio geográfico y social de los ochenta ha desaparecido, afortunadamente. El habla de los barrios ya solo se practica en reductos muy determinados y lo hace gente de entre cuarenta y cinco y sesenta y cinco años, en bodegas, bares y algunos parques. Por otro, la corrección política imperante impone ciertas normas que parece que todos, particularmente los de las nuevas generaciones siguen sin rechistar. Y sin embargo hay una invasión de vocablos sudamericanos, sobre todo a través de los vídeos de Youtube que, o bien porque hacen gracia o bien porque cuadran más con las nuevas generaciones, son adoptados rápidamente. Sí, creo que ya solo unos cuantos viejunos dicen cosas como: «Qué va, tronco, que el pavo estaba to flipao de farla cuando lo colocaron chotándose a los maderos mientras los notas del palo se abrían najando que te pasas».
4. El Tente, El Cuqui, la Reme Schiffer, el Elena… Seres magnéticos, carismáticos, cebos que colocas y que, como lectores, engullimos para sucumbir a tu mundo literario.¿De qué forma te inspiras para la construcción de estos personajes?
Bueno, la verdad es que muy difícil no lo tengo. Vivo en Canillejas desde siempre, así que he visto personajes que podrían ser el Mochuelo, el Tente, el Elena o el Cuqui, y aún me queda todo un repertorio que irán desfilando por próximas novelas. Incluso hoy, sigo paseando mucho por el barrio, sobre todo en primavera, verano y otoño, observando mucho, y de vez en cuando me paso a tomar unos botijos por algunos garitos del barrio en donde encuentro a antiguos colegas que me presentan a otros. Algunos, en cuanto los conozco, los escaneo y los almaceno en la memoria, porque son dignos de ser personajes de mis novelas. Me alimento del barrio y también de mi memoria, que ya tengo unos cuantos tacos y he pateado mucho las calles.
5. Todos los anteriores y algunos más son personajes vapuleados por la vida, claros ejemplos de perdedores por antonomasia (tema del que tendremos ocasión de charlar personalmente, en la próxima edición de Getafe Negro).¿Vale la pena arriesgar la vida cuando, en teoría al menos, ya no hay nada que perder?
Cuando ya no tienes nada que perder es cuando ya te importa todo un huevo y es en ese momento cuando realmente puedes arriesgar tu vida. Ojo cuando se juntan una panda de perdedores con cojones. A mí no me gustaría encontrármelos en mi camino. Realmente es lo que pasa en la novela, y eso que el mecanismo no lo ponen en marcha ellos, sino sus antagonistas. Además, a mí me dan mucho más juego los antihéroes que los héroes, literariamente hablando, dónde va a parar. Y de paso me sirven para cuestionar el sistema mucho mejor que si elijo a unos inspectores de policía que visten de Armani y huelen a Armani mientras ayudan a ancianitas sonrientes a cruzar los semáforos. Yo estoy en el género para contar el tipo de historias que cuento, que gustarán más o menos, pero que creo que son honestas.
Por otra parte, creo que vamos a pasar un muy buen rato en esa mesa de Getafe Negro.
6. Una curiosidad personal: ¿existe realmente la bodega del Litri?
No, pero la bodega es una mezcla de otros garitos del barrio que conozco y que sí existen o han existido, porque muchos ya han cerrado. En mis novelas siempre hay un bar o una bodega que viene a ser la base de operaciones de los personajes. Es un sitio donde beben y fuman, incluso se drogan, sí, pero también es el sitio donde se va a romper su realidad ordinaria y se va a producir la llamada a la aventura, un lugar épico desde el que se van a trazar las estrategias para que los protagonistas consigan o no sus objetivos, y a la vez va a ser un ecosistema simple pero a la vez complejo desde el que se van a originar otras historias de corte social. ¿Cuáles? Evidentemente las que yo quiero contar independientemente de la trama.
7. A pesar de ser una novela negra de barrio, castiza, el desarrollo de la trama tiene un aroma a justicia poética que involucra inevitablemente al lector, en el que flotan conceptos como la reparación y el respeto a los desaparecidos, y una cierta camaradería, algo así como un corporativismo por el que los vecinos de «Cani» cuidan unos de otros. ¿Se ajusta esto a la realidad?
Eso depende, de la época, de los estados de ánimo y de los códigos que en ese momento se manejen en la calle. Los que son más mayores que yo recordarán que antiguamente había bandas, muy numerosas en cuanto a miembros, y más te valía pertenecer a una porque si no las posibilidades de acabar hostiado o algo peor eran muy altas. Eran bandas normalmente asociadas al barrio y sus funcionalidades básicamente consistían en defender el territorio y hostiarse con otras bandas. El sentido de pertenencia al grupo y la confraternización eran santo y seña, y ahí sí existía ese corporativismo y ese sentido de ayudarse unos a otros del que hablas, algo que terminó cuando la heroína empezó a circular por las calles. Las bandas desaparecieron porque los yonquis no tenían ese sentido de la camaradería. Raramente iban a ser fieles a sus camaradas si traicionaban a su propia familia, no teniendo ningún escrúpulo en robar las joyas a su abuela para pillar caballo. En cambio, las personas mayores, los vecinos de toda la vida, si solían ayudarse unos a otros, algo que hoy con la forma en que ha ido evolucionando esta sociedad también ha ido desapareciendo.
También los códigos relacionados en general con el honor, la amistad y los valores en general han ido desapareciendo. Es el signo de los tiempos.
8. En tu opinión, ¿cuáles son los factores que propician el gran interés que suscita el género noir dentro de la literatura actual?
Esto es como todo: España y resto del mundo. En España existe ese interés, no cabe duda, pero dentro de un grupo muy reducido de lectores, escritores, editoriales y librerías independientes y gestores culturales de todo pelaje. Este interés se traduce en festivales, publicaciones en forma de revistas o blogs entusiastas del género y en la publicación de novelas muy interesantes. Ahora bien, que esto se traduzca en ventas es muy cuestionable. En España no se lee mucho, si la comparamos con otros países de nuestro entorno, y de entre los que leen, el gran grueso opta por bestsellers o por novelas que no son negras o por pseudoliteratura negra. Eso sí, entre todos, escritores, editoriales, festivales, libreros, cronistas y sobre todo los lectores, a los que debemos todo, hacemos mucho ruido.
9. Acudes con asiduidad a festivales noir nacionales, pero este año además has cruzado el charco para tomar parte en Córdoba Mata (Argentina). ¿Cómo valoras la experiencia?
Ha sido muy positiva, como no podía ser de otra forma. El comisario, Fernando López, preparó unas mesas muy variadas, con escritores de diversas nacionalidades (España, Argentina, Méjico, Estados Unidos, Italia…) que dimos nuestra opinión sobre la variedad de temas planteados y lo hicimos desde la perspectiva de nuestras obras. Pero no solo hubo escritores, porque por allí circularon psicólogos criminalistas, periodistas, investigadores y estudiosos y profesores universitarios, mostrando unas perspectivas muy enriquecedoras y diversas. Por otra parte, los encuentros más informales fuera de las mesas oficiales es siempre un intercambio cultural intenso.
10. Cuenta brevemente a nuestros lectores de SNN por qué es deberían aproximarse a «Cuando gritan los muertos».
A riesgo de parecer un James Ellroy cualquiera pontificando sobre su obra diré que es una novela de la que estoy muy orgulloso porque creo que muestra todo lo que he querido decir. Pienso además que me ha quedado redonda y es cojonuda. Cuento una historia que tiene que ver con la venganza, que siempre suele funcionar en Literatura, creando un universo que ya viene siendo habitual en mis novelas, con el barrio y sus personajes, y le imprimo un ritmo que creo que capta el interés del lector, que no siempre se consigue. Los personajes son delincuentes, y a pesar de ello quería conseguir que el lector empatizara con ellos, algo que, según me han dicho, está conseguido. El colega Luis Artigue, que me la presentó en la Semana Negra de Gijón, dijo que es mi novela más política, sin hablar explícitamente de política, porque muestra personajes y situaciones que en un país normal no deberían existir, y creo que lleva toda la razón.
Ficha del libro
Título: Cuando gritan los muertos
Autor: Paco Gómez Escribano
ISBN: 9788417077396
Editorial: Alrevés editor.
Año de edición: 2018
Nº páginas:203
Texto: © Paco Gómez Escribano y Jesús Zaplana García, 2018.
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