TERRAL de Jose Piqueras por Txema Arinas

De entre las sorpresas literarias del verano, porque siempre las hay tanto como decepciones de todo tipo, me he encontrado con esta primera novela del almeriense José Piqueras, Terral, en clara alusión al viento que viene durante la noche de la montaña al mar. Una novela que, si en principio, esto es, de acuerdo con la información de la contraportada, no parece presentarse como negra, sino más bien de inspiración rural y hasta histórica –sucede en dos tiempos; 1937 y 2012-, en realidad gira alrededor de dos asesinatos cometidos en un pequeño pueblo de la sierra alpujarreña de nombre Alcor. Y he ahí, a mi entender, el principal, pero no único, atractivo de esta novela, siquiera en comparación con lo que se suele estilar de hace mucho tiempo a esta parte en la novela negra española, tan dada a emular, cuando no a calcar sin pudor, estereotipos de la novela negra de otras latitudes donde priman lo urbano en cuanto a contexto y los modelos del policía o detective más o menos pasado de rosca, esto es, de carácter fuerte, muy a su aire e incluso campeón.

Así pues, Terral está lejos del calco más o menos premeditado de esos modelos estereotipados que, por decirlo de alguna manera, pudieron establecer los clásicos del género negro como  Raymond Chandler o Dashiell Hammett. O lo que es lo mismo, no hay ninguna intención por parte del autor de hacer el enésimo remedo español de una novela negra americana clásica con personajes de aquí al lado. De hecho, y a tenor de la complejidad de la trama, ni siquiera estoy seguro de que su autor estaría de acuerdo con adscribir su novela al género negro casi que en exclusiva.

Porque no me cabe duda de que Terral aspira a ser algo más que una novela de género. Acaso, y siempre reparando en la diversidad de temas que toca la novela a partir de una trama ambientada en un lugar concreto como es el pueblo alpujarreño de Alcor, un fresco de la España contemporánea desde ese entorno inminentemente rural. De ese modo, en Terral se nos hable del pasado reciente de la España del pelotazo inmobiliario y todo lo que se mueve alrededor de éste, ya sean los tejemanejes del empresario de éxito al mando como el proceder de sus asesores legales y otro tipo de esbirros.

Se nos habla también del pasado más lejano, el de la Guerra Civil cuyos acontecimientos repercuten directamente en la trama contemporánea, y de ahí la excusa para remontar la mirada hacia una época tan aciaga con las venganzas fratricidas, la precipitación de la huida y los rigores del exilio como trasfondo. Pero sobre todo se nos habla de un mundo en continua transformación como el rural, ese del que todavía huyen los más jóvenes con aspiraciones que hace tiempo ya que dejaron de coincidir con las de sus mayores, un mundo envejecido donde los más viejos parecen resignarse a la visita cada cierto tiempo de sus hijos o nietos, un mundo que conserva determinados atavismos o supersticiones que de alguna manera lo caracterizan, y que, aun y todo, también ha pasado de ser el patio trasero del país, quizás mera despensa de productos del sector primario y mano de obra para las ciudades, a ser el objeto de deseo de los depredadores inmobiliarios que ya apenas lo consideran el decorado para su megalomanía constructora.

Todos ellos ingredientes que no suelen ser habituales en las novelas del género negro español, a no ser tangencialmente para rellenar alguna trama, pero que en Terral justifican su adscripción al género mejor que en otras novelas que quieren ser negras y solo son policiales; pues, como me he cansado ya de señalar en la mayoría de mis reseñas, lo que hace negra una novela no es la trama sino el trasfondo del que habla, la trama solo debe ser una excusa para hablar de otras cosas, hacer ese fresco de un lugar y una época al que me refería al principio. Desde ese punto de vista Terral cumple con creces la idea de una novela negra arraigada de verdad en la realidad española, una novela cuya trama nos adentra en ese lado oscuro de nuestra sociedad donde campan a sus anchas los modos hampones de ciertos empresarios, la corrupción de la política, las malas artes de determinados profesionales del derecho y, en este caso, hasta ciertos ramalazos de los que se llamó en su tiempo tremendismo a lo Pascal Duarte o casi.

Y en medio de este escenario un héroe lejos del prototipo al uso en el género. Un “joven apuesto y abogado de éxito” que tira de la trama como el clásico sabueso, pero que no llega a consagrarse del todo como el clásico héroe que pone punto final a la historia por sí mismo. No lo hace porque esta es una novela con los pies muy en la tierra y en la que también hay lugar para la sorpresa, mucha.

Con todo, el protagonista, Enrique Narváez, nos servirá de introductor de la realidad de muchos jóvenes de su generación, en concreto la de aquellos que emigraron del campo a la ciudad tras estudiar una carrera y que se abren camino lejos de su localidad natal, ya sea en lo profesional como en lo sentimental. Un personaje que además nos irá introduciendo personajes secundarios de todo tipo, desde los que pululan en su ámbito profesional a los que conforman su familia en Alcor o sus vecinos. Personajes de carne y hueso, hasta el empresario chanchullero lo es, perfectamente creíbles y en especial reconocibles a pesar de lo muy rocambolescos que nos puedan parecer algunos de ellos, incluso por muchas odiseas personales –pongamos una guerra y un destierro- a las que hayan estado expuestos.

Por otro lado, esta es una obra novel y eso, en lugar de ser un hándicap por la cantidad casi inevitable de taras que parecen ser consustanciales en la mayoría de los casos, aquí creo que resulta hasta una ventaja, pues salta a la vista que el autor ha escrito su novela con un esmero fuera de lo común, procurando cuidar el texto hasta la última coma. O lo que es lo mismo, nos encontramos con una escritura que no se toma libertades estilísticas más allá de las estrictamente necesarias o ajustadas al relato, que pretende ser lo que es en todo momento, una historia para el gran público donde el mensaje tiene que llegar lo más resuelto y conciso posible. Se nota pues, que el autor se ha esmerado antes de estrenarse y de ahí que nos encontremos ante un texto que se lee de cabo a rabo sin que uno caiga en la tentación de descansar hasta el día siguiente para recuperar fuerzas.

Mayor mérito todavía si la ventaja a la que me refería antes consiste en esa tendencia del escritor novel de prodigarse en descripciones o pormenores cotidianos, los cuales, lejos de hacer pesada la lectura como suele ser el caso en otras novelas, en Terral ayudan a enriquecer el retrato humano y local que se nos presenta. Detalles que solo un autor verdaderamente implicado en la historia, y que conoce de primera el terreno por el que transita, podría aportar sin que resulten de relleno o mero exhibicionismo documentalista.

En resumen, una pequeña joya al margen de lo que parecen ser las tendencias en boga del género, y de las que parece que ya solo se pueden encontrar en las librerías única y exclusivamente por el empeño personal de editoriales pequeñas y valientes.

 

Ficha Técnica

 

Autor: Jose Piqueras

Tapa blanda: 308 páginas

Editor: Editables SL; Edición: 1 (21 de diciembre de 2018)

Idioma: Español

ISBN-10: 8417018441

ISBN-13: 978-8417018443

 

DESCRIPCIÓN

 

Joven, apuesto, y abogado de éxito. La vida de Enrique Narváez parece perfecta, aunque en realidad es pura fachada. Harto de su profesión, de amoríos pasajeros y de un romance imposible con una mujer veinte años mayor que él, decide abandonar Madrid y volver a su tierra natal para trabajar en un proyecto personal.

Terral es una historia a dos tiempos: 1937 y 2012. En un ambiente profundamente rural, hermético y en el que la gente aún cree en supersticiones, Alcor, un pequeño pueblo de la sierra alpujarreña almeriense de casas encaladas, será el escenario de un choque de fuerzas que hará cuestionarnos hasta qué punto el pasado puede regresar para perseguirnos en el presente.

José Antonio Piqueras nació en Adra (Almería) en 1987.

A los 8 años de edad, su madre prendió la mecha de su pasión por la lectura poniendo en sus manos «Viaje al centro de la Tierra», de Julio Verne.

Comenzó a escribir algunos relatos cortos cuando aún era un adolescente y, a mediados de 2016, decidió dar el paso y empezar a escribir su primera novela, “Terral”, un thriller realista que relata una intrigante historia familiar ambientada en la España profunda.

Licenciado en ADE e Investigación y Técnicas de Mercado, este almeriense enamorado del género policíaco compagina su trabajo en el sector de las telecomunicaciones con la literatura.

 

© Reseña: Txema Arinas, 2019.

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