LA CHICA DEL SEMÁFORO Y EL HOMBRE DEL COCHE de David Orange por Beckett & Hawk

Hoy toca hablar de David Orange y su libro “La chica del semáforo y el hombre del coche”. Una apuesta de Planeta por un thriller que intenta llegar a este mercado editorial con la certeza de que puede ser un éxito literario. Y la verdad es que tiene todos los ingredientes para serlo: una buena historia, unos buenos personajes, intriga, acción y velocidad. Sólo falta que el lector le dé su bendición para apretar el acelerador a fondo.

La verdad es que no había leído nada de David Orange, llegué al libro como se llega a una boda, con la incerteza de lo que te vas a encontrar. Y me encontré con un libro con un principio fulgurante que hizo que no cejase en mi empeño de acabarlo. Me encontré con uno de esos libros que te atrapan y que te incitan a seguir en el empeño de leerlo, ya sea en el tren, en el metro o en la cama. Ese sin duda es el gran éxito del autor.

El libro nos habla del enigmático Jack Miller, un genio de los números cuya especialidad es el estudio de la probabilidad, concretamente de los fenómenos aleatorios. Después de años trabajando en un misterioso proyecto que está a punto de dar sus frutos, decide ponerlo todo en riesgo por algo que nunca ha tenido, una mujer…

Mientras, un enigmático asesino en serie con un modus operandi muy especial tiene en jaque a toda la ciudad y a dos de los mejores agentes del FBI. Su elaborada puesta en escena, su extraño simbolismo y la particular elección de sus víctimas tan solo han dejado tras de sí una pista hasta el momento: un sedán negro.

Pero como la vida misma, no todo es maravilloso, y este libro a mi parecer también tiene aspectos negativos. Creo sinceramente que empieza mejor que termina, que ese laberinto en el que nos hemos metido con Jack Miller acaba demasiado enrevesado y lo que debería ser un final explosivo se convierte en una partida de petanca donde solo parece interesar al que la juega. Falta trabajar un poco más los personajes y rascar en su alma lo bueno y lo malo que sin duda tienen. Es un libro al que le ha faltado ponerme la piel de gallina y los ojos como platos.

Pero que nadie se sienta desilusionado. Es un libro para pasárselo bien, para desconectar un buen rato de la realidad que nos envuelve y para dejar de lado ese móvil que nos inunda de sutil ignorancia. Y eso para un lector compulsivo como yo es más que suficiente para darle un voto de confianza.

Tenemos a un escritor que seguro mejorará, porque sabe a lo que juega y tiene las ideas muy claras. Por eso hay que levantar el pulgar y recomendarle que saque brillo a sus personajes, porque ellos son los que hacen que una historia interesante sea una historia magnífica.

Y a los lectores recomendarles algo que yo suelo repetir, leed, leed porque estamos malditos. Y eso nos hace diferentes.

 

©Reseña: Beckett & Hawk, 2019.

 

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