Humo de Adrián Magro de la Torre por Antonio Fernández

En algunas ocasiones, y esta es una de ellas, me gusta poner por delante, que las manifestaciones que expongo en la reseña, son fruto de un lector con poca experiencia, y que se remiten a la sensación que el escrito y su autor me han trasmitido a la hora de leerlo, y que de manera sencilla pero sincera, en ocasiones en demasía, hago para esta revista.

El relato, forma parte del fragmento de diferentes historias, todas ellas compuestas por la narración de las vidas de sus personajes, que como los ríos que van a desembocar al mismo mar, esto es, confluyen en una única historia. Cada uno de ellos manifiesta sus pensamientos intrínsecos y como han llegado a la situación que se relata en el texto. Todos ellos están ligados como en un hilo conductor , que les guía hacia un desenlace oscuro y sombrío.

Sus vidas son miserables, y sus historias no carentes de dificultades de todo tipo, económicas, personales, de autoestima. Relatan las pormenores de unos protagonistas, donde su lado oscuro, prevalece sobre algún  atisbo de luz y posibilidades de supervivencia. Como en una pelicula de Clint Easwood, sabes que el final no será feliz, y no comerán perdices al término de la misma. Y como en una tragedia griega, el sino de sus vidas está marcado por el desastre.

Me ha gustado la idea que enfoca el autor, de trasladarnos una historia dentro de historias, y que haya un nexo de unión entre ellas, que determine el devenir de la acción y del final. Sin embargo el narrador se embarca, siempre como digo a mi parecer, en una meticulosa descriptiva psicológica de cada uno de los personajes en demasía, llegando a no saber en ocasiones, si era un relato, o un libro de Freud sobre la mente humana. Como su nombre “humo”, a veces esta manera de proceder desluce y difumina el contenido de la novela, e incluso, y si uno es mal pensado, podría llegar a entender que el autor, deja parte de su pensamiento sobre los diferentes protagonistas, dado el marcado acento psicológico que los envuelve, y la profundidad de las palabras, significados, paralelismos, hipérboles, metáforas, y epítetos que utiliza.

En términos generales, y por decirlo de esta manera sencilla, el relato me gusta, me encanta ese enfoque del hilo conductor a través de cabos, que serían sus personajes,  y la descriptiva metódica que los envuelve y los arrastra. Sin embargo, y si puedo ponerle un pero, es el hecho de ver la oscuridad y pesimismo,  y que no se pueda entrever una posible salida en todas las acciones que desempeñan, y que simplemente fluya desilusión en la vida, y no encontrar algo de luz para saber que siempre existen diferentes caminos para enderezar el rumbo y la esperanza de una posible felicidad. Además de encontrar de manera desesperante en ocasiones la aliteración de las enfarragosas descripciones, hasta el extremo de la incomprensión que acompañan el relato en muchos de sus capítulos. Tal vez ese es el objetivo del autor seguramente. Pero como suelen decir en esta revista, leed y sacad vuestras propias conclusiones.

 

©Reseña: Antonio Fernández, 2020.

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