La maniobra de la tortuga – reseña #2
La maniobra de la tortuga
Nueva reseña sobre una novela esencial del género negro español La maniobra de la Tortuga, del escritor Benito Olmo de nuestro crítico literario Antonio Parra Sanz.
Sinopsis de la obra
Empujado por el infortunio, el irreverente inspector Manuel Bianquetti se ve obligado a aceptar un traslado forzoso a la comisaría de Cádiz, un destino previsiblemente tranquilo que se verá alterado con el hallazgo del cadáver de una joven de dieciséis años. Una muerte violenta que le traerá reminiscencias de un pasado del que no logra desprenderse.
A pesar de la oposición de sus superiores, el inspector Bianquetti emprenderá una cruzada solitaria para atrapar al culpable siguiendo el rastro de unas evidencias que podrían no existir más allá de su imaginación. La realidad se va oscureciendo en la medida en la que el lector va devorando páginas al tiempo que participa junto al protagonista en la investigación de un caso cada vez más turbio y escabroso.
Resistir o vengarse
Sitúen a un policía a cientos de kilómetros de su hábitat natural, condenado a un exilio forzoso por haber acabado con el indeseable que maltrataba a su hija. Añádanle el derrumbe de su matrimonio y una acogida más bien fría y escéptica por parte de sus nuevos superiores, que tienen que cargar con él porque expulsarle del cuerpo parecía un castigo desmedido. Pónganle a trabajar en el archivo en lugar de dejarle investigar y estarán contribuyendo a fabricar una bomba de efectos retardados.
En esa tesitura se encuentra Manuel Bianquetti, a quien Benito Olmo ha trasladado, desde su Madrid original, a la ciudad de Cádiz, para desaliento del inspector y desasosiego de Tejada, un comisario algo turbio. Así que ese policía arrasado se aferra al tabaco y a la cerveza, como complementos de los escrúpulos, que son lo último que le queda. Y eso precisamente es lo que le impulsará a hacer suya la investigación de la muerte de la joven Clara Vdal, que fue brutalmente violada antes de que acabaran con su vida. Demasiadas analogías como para dejarlas pasar por alto.
Con unos capítulos breves como trallazos, fechados y datados para mayor gloria del lector escrupuloso, Benito Olmo se descuelga con una novela canónica, en la que el investigador, por su condición de desplazado, está más solo que nunca, y eso es precisamente lo que le hace más peligroso, eso y la necesidad de plantarle cara a los que se creen impunes, a los que toman el bien y el mal como un felpudo en que limpiar las babas de su mala conciencia.
El camino de Bianquetti está sembrado de cristales rotos, de agujeros en el alma como si se tratara de un traje viejo, de coches destartalados, tabaco rancio, y bureles más rancios todavía, pero también de alguna sombra dulce, como la que proyecta Cristina, un enfermera que logró escapar del infierno e intenta, a salto de mata, forjarse una vida nueva.
Los temas no son novedosos, Benito Olmo conoce lo que es la novela negra y se pliega a sus características, pero dejando que los dos metros de Bianquetti marquen el ritmo, permitiéndole deambular por Cádiz como si fuera un perro de combate al que alguien le hubiera retirado de la arena antes de tiempo. De esa forma, el ritmo de la novela sigue un camino uniforme, tan solo pausado por aquellos capítulos en los que se nos desvelan cuestiones del pasado de Cristina, como si su vida fuera también necesaria para que el lector encuentre el debido contrapunto en la novela.
Lo demás llegará a base de tesón y unos cuantos golpes, algunas alianzas de ocasión y ciertos planteamientos que harán al lector moverse entre dos opciones demoledoras, bien emplear la estrategia de la tortuga, refugiarse en el caparazón hasta que todo pase, bien encarar la venganza como una necesidad vital. Que cada uno haga su elección.
Benito Olmo (Cádiz, 1980) es escritor y guionista. Es autor de las novelas Caraballo (2007) y Mil cosas que no te dije antes de perderte (2011). Fue finalista del I Premio de novela La Trama / Aragón Negro. Su última novela, La maniobra de la tortuga, resultó finalista del III Premio Santa Cruz a la mejor novela negra publicada en 2016. Se han vendido los derechos para realizar la adaptación cinematográfica de esta obra y está previsto que empiece a rodarse a finales de 2018.
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