La japonesa calva

ANTONIO PARRA SANZ| Murcia

SINOPSIS: En el extrarradio de aquella España de 2016 gobernada en funciones, la joven Kazumi Kuriwako explota lucrativamente el extraordinario poder de sus manos realizando masajes terapéuticos y eróticos en su domicilio; un guardia civil uniformado, armado y llamado Franco Baena se ajuma de amargura y ron blanco en el café-bar Ozáez; la atractiva e irreemplazable Cobriza Pemberton contrata a un hacker feo e impostor que le saque de las dudas que alberga sobre la verdadera importancia de sus cuernos; una choni trastornada por una imaginación absurda recibe el wásap de un adolescente trepanado, muerto y abandonado junto a la mitad de un kayak y un psicópata criminal completamente inepto y de aspecto lolailo sueña con salir en los telediarios como el asesino en serie más famoso de su barrio…
Las vidas y acciones de estos seres, entre otros, convergerán al cabo de dos hilos narrativos, a veces amargos, a veces disparatados, a veces muy duros, entre los cuales deambula con sus piernas castigadas Luciana Crespillo, que es una señora de esas que temen a los perros grandes y a los pasos de aire y que, una noche y por casualidad, conocerá a la japonesa calva en un kebab pringoso y se verá envuelta en la pesadilla más entretenida de su desgraciada vida.

Jesús Tíscar Jandra nació en Jaén en 1970. Escribe cuentos, novelas, artículos, guiones y obras teatrales. En la actualidad ejerce profesionalmente como actor y reside en Santiago de la Ribera (Murcia). Es autor de cinco obras teatrales y seis libros publicados, siendo el más reciente Memorias de un gusano (Ediciones RaRo). Asimismo, atesora en su haber más de treinta galardones literarios, entre los que cabe destacar el XXV Premio «Felipe Trigo» de Novela, el XV Certamen Literario «Villa de Colindres», el XXXIII Premio de Narrativa «Antonio Porras» y el VII Certamen de Literatura «Miguel Artigas».

Reseña

Si Valle y Quevedo hubieran escrito novela negra

Media docena de personajes muy potentes, un perspectivismo narrativo perfectamente trabajado, unos juegos temporales urdidos con sumo cuidado, algún crimen que otro y un lenguaje espectacular fueron los argumentos con los que Jesús Tíscar ganó el XXI Premio de Novela Negra Ciudad de Getafe. No se trata de una novela debutante ni de novedosísimos y forzados planteamientos narrativos, nada más lejos de la realidad, se trata de una muestra palpable de la concepción de la novela que tiene su autor, y que la convierte en algo muy especial, algo ante o que un lector mínimamente avezado sabría reconocer los méritos que la impulsan.

Y es que sumergiéndose en el lenguaje uno tiene la sensación, a ratos, de que Valle-Inclán hubiera regresado del más allá para ponerse a escribir novela negra, o que tal vez un ejercicio de magia negra hubiera sentado al propio Valle y a Quevedo a escribir en la misma mesa, tales son la fuerza y el conceptismo que se respiran en muchas de sus páginas. Sin duda dos recursos que le vienen muy bien a cierto tipo de novela negra, y que en ocasiones echamos muchísimo de menos.

Con respecto al tipo de novela negra que se va a encontrar el lector, quizá podríamos situarla en la frontera del lumpen social, que no delictivo, es decir, en un ambiente si no barriobajero, casi, un universo en el que habrán de sobrevivir una maruja que se ha perdido muchos placeres durante sus setenta años de vida, un dependiente del Decathlon metido a gigoló de ocasión, un guardia civil que pasó de estar cautivado por una exuberante pelirroja a beber los vientos (y los bacardís) por una escuálida masajista japonesa, la propia pelirroja Cobriza Pemberton, cuya imagen debería aparecer en las enciclopedias junto a la definición de mujer de armas tomar, un aspirante a asesino en serie peinado como Los Chunguitos, y una japonesa cuyas manos están tocadas por el hálito de los dioses a la hora de ejercer el final feliz. Si a eso le sumamos un pirata informático poco agraciado y la choni de la que está enamorado, el panorama está completo. Si alguien quería una corte de los milagros del siglo XXI, aquí la tiene.

Y todos ellos se arrastran por temas como la sociedad, el pasado, los engaños, las insatisfacciones, algún que otro abuso, el sexo, el amor platónico, un país en funciones, las ansias de sobresalir, el laberinto de un camino sin futuro, las propias relaciones entre humanos, para así contribuir al armazón de una novela que no será fácil de olvidar, y con la que Jesús Tíscar acaso nos traslade a otros tiempos no tan lejanos.

Texto © Antonio Parra Sanz. Todos los derechos reservados.

Publicación © Solo Novela Negra. Todos los derechos reservados.

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