Ford y los moldes del género negro


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Ford y los moldes del género negro.

por IZASKUN ALBÉNIZ

 

Desde nuestra más tierna infancia, luchamos por la autonomía e independencia.  Es inherente al ser humano. Lo hacemos como método de diferenciación del individuo frente al resto de la sociedad. Y, sin embargo, conforme entramos en la edad adulta, las señas de pertenencia al grupo se vuelven imprescindibles por lo que, en general, nos movemos en círculos comunes y aceptamos las “modas” como algo positivo.

Modas y tendencias.

¿Por qué toda la música de los ochenta tiene su particular sonido? ¿Cuál es el motivo por el que tantas muñecas flamencas presidían las salones de los hogares en los años sesenta? ¿Quién no recuerda las hombreras de los noventa? No falla. Si algo funciona, se pone de moda, se comercializa en masa y surgen todo tipo de imitaciones, clones  u “homenajes” varios.

Desde que en 1913 Henry Ford inventó la producción en cadena dentro del mercado automovilístico, pocas disciplinas se han podido apartar de esta fórmula que augura beneficios económicos significativos para cualquier firma. Moda, decoración, música y por supuesto la literatura. Todas ellas han sido víctimas de la receta del éxito que, al estilo Dolly, clona sin vergüenza alguna el efectivo y sustancioso producto en cuestión.

Soy consciente de que nadie trabaja por amor al arte. Tampoco en el ámbito literario. Sé que en su mayor parte las editoriales ofertan sus productos dentro de un mercado atestado de competencia en busca del anhelado beneficio o del último boom literario, pero muchas veces ese objetivo económico supedita la calidad de los textos en base a los intereses monetarios y destruye tanto una marca consolidada que ha tardado años en crearse como la confianza del lector. A cuenta de que los beneficios económicos medren en progresión geométrica, se moldea tanto la obra como el autor para que resulte más deseable y responda a los deseos del respetable sin tener en cuenta la identidad real de la novela. Por desgracia, en la mayoría de los casos el propósito se consigue, pero ¿a qué precio?

Y el género negro, lamentablemente,  parece que tampoco se ha podido sustraer a esta vorágine de producción en cadena y, en poco tiempo, el mercado literario ha encumbrado entre sus manos a tres autoras con obras que se asemejan entre sí con similitudes que van un poquito más allá de lo casual.

Las pruebas del delito.

En los tres casos a los que hago referencia, se perfilan unas características que conforman el molde de estos productos preparados para el consumo en masa como:

  1. Noir policial amable. Las obras se encuadran dentro de la novela negra (o así las tildan desde la editorial), aunque pertenecen a la clase menos dura del género; aquel en el que la sensibilidad del lector no se ve afectada pese a la aparición de cadáveres. No son un elemento de denuncia social por sí mismas ni mantienen un estilo crudo. Están más centradas en el whodunit y podrían encuadrarse en un cozy del siglo veintiuno.
  2.  En serie. A pesar de que esta es una corriente que ya lleva varios años en el mercado literario, este es un elemento que se cumple en los tres casos. Todas ellas se han organizado convenientemente en trilogías que, por desgracia, no mantienen el mismo nivel de interés literario durante todo su desarrollo.
  3. Sugestión turística. Es inevitable. Después de la lectura de una de estas novelas el lector no puede quedar indiferente. O bien se inclina hacia un lado de la balanza y sueña con recorrer los escenarios descritos al detalle (ciudades, calles, comercios, etc.) en la novela, o bien aborrece el indigesto (y generalmente excesivo) recorrido turístico.
  4. El lado femenino. No es ningún secreto que la estrategia de mercado de este nuevo subgénero sitúa a su público objetivo entre las mujeres. Por eso el grupo editorial trata de empatizar al máximo con el género desarrollando en las novelas todos aquellos elementos asociados a los gustos femeninos. Desde la autoría de las novelas pasando por protagonistas femeninas arquetípicas (fuertes y bellas), estas novelas inciden más en el factor psicológico de los crímenes que en otros aspectos más crudos.
  5. Uso del elemento paranormal. Tarot, fenómenos inexplicables con raíces esotéricas… El elemento paranormal está presente en estas novelas en mayor o menor medida y además aparece asociado a un personaje que es el apoyo familiar básico de la figura principal (en un caso su tía, en el otro su abuelo y, curiosamente, en dos de las tres sagas son ancianos).
  6. Utilización de la mitología. En las tres sagas la mitología hace acto de presencia durante el desarrollo de las novelas bien como personaje legendario (Basajáun), como hilo conductor de la novela (ritos celtas), o incluso como un indicio para ayudar a la resolución del caso (deidad mesoamericana).
  7. Analista de perfiles de conducta entre sus protagonistas. Probablemente sea un reflejo de las series de televisión a las que estamos ya tan acostumbrados, pero es curioso que en todos los argumentos de las novelas surja un personaje protagonista que se ha instruido como Profiler.
  8. Adaptaciones a la gran pantalla. Como todo buen fenómeno publicitario y comercial que se precie, también dos de estas tres sagas tienen su reflejo mediático en cine. Una de ellas ya se ha estrenado y la otra comienza a rodarse este verano, por lo que no sería de extrañar que la tercera en discordia también tuviera su hueco en la gran pantalla en un futuro próximo.

Conjuguemos el futuro: ¿perfecto o imperfecto?

De momento este fenómeno solo parece ser un pequeño patrón que —eso sí—  ha creado la editorial más fuerte del mercado hoy en día, así que supongo que estos no serán los únicos ejemplos que encontraremos en las estanterías de las librerías durante los próximos meses.

Así las cosas, solo nos queda cruzar los dedos, asistir impotentes al discurso de esta nueva variedad del género y esperar que sea una moda efímera y no sature el mercado con clones de dudosa calidad en los que el valor artesanal y creativo de la escritura queda rebajado a la mínima expresión gracias a las estrategias comerciales de turno.

 

 

Del texto ©Izaskun Albéniz . Todos los derechos reservados.

De la publicación © Solo Novela Negra. Todos los derechos reservados.

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